En 2022 Hangar puso en marcha el Equipo de Resonancia. Se trata de un entorno de acompañamiento que, como su nombre indica, opera como una caja de resonancia para lxs artistas residentes de tal manera que sus prácticas y procesos –tanto a escala individual como en zonas de convergencia colectiva– puedan encontrar escucha, réplica, complementariedades en otras experiencias y ramificarse en conexiones y consecuencias teóricas, prácticas y relacionales. Con esta nomenclatura tratamos de huir de hábitos, inercias y jerarquías adheridas a términos como las tutorías o los mentorings.
Hangar invita a tres artistas a sostener una conversación con las residentes durante un año. En la edición 2022-2023 el Equipo de resonancia estuvo formado por Lara Almarcegui, Itziar Okariz, Andrea Soto Calderón y Oriol Vilapuig. La edición 2023- 2024 la integraron Rossella Biscotti, Alberto Peral e Idoia Zabaleta. Dos ediciones después, uno de los aprendizajes más valiosos de han sido las situaciones comunes, aquellas en las que los proyectos de unas se ponen provisionalmente en manos de otras.
La estancia en Azala de Hangar quiere insistir y ensanchar este rasgo del acompañamiento compartido. Aquí la idea es dedicar los días a atravesar toda una serie de ejercicios, protocolos y prácticas, la mayoría desarrollados a lo largo de años en Azala por distintxs artistas y situaciones colectivas, pero también situaciones que puedan proponer lxs artistas para realizar todas juntxs. Esta convivencia permitirá a lxs artistas participantes observar su trabajo y que éste sea observado en relación con otrxs, recibir y dar réplica a la vez, en interacciones pensadas específicamente para ello, construidas poco a poco, y en colectivo, por otrxs artistas y grupos de práctica.
Fue cuando empezamos con OLLA, un ejercicio colectivo de entrelazamiento entre las residentxs, que ante las pregunta de qué nos interesaba como grupo de personas que íbamos a compartir taller 2 años, qué intereses teníamos en común o queríamos poner para el común, pensamos cómo podíamos propiciar una situación que ayudase a generar colectividad, comunidad, cuando aun apenas nos conocíamos. Y surgió la idea de pasar unos días juntas, unos días y unas noches en otro lugar, un lugar fuera de lo cotidiano, que nos abriera espacio compartido para otros ritmos, vistas, movimientos, conversaciones. Fuera de la logica de trabajo individual en el taller. Y ahí con la confianza e intimidad de esa situación poder poner en común y generar prácticas e intereses, que de otra forma, en el día a día en el taller, no se darían.
Y la idea de hacerlo en Azala apareció e hizo aún más deseable el deseo. Eso fue antes de que Idoia formase parte del Equipo de resonancia, allá por octubre de 2022. Y ahora con la idea de sumar la experiencia de acompañamiento acumulada en Azala e Idoia, no podía ser mejor plan.