Diario Rural son notas y registros audiovisuales sencillos recopilados desde el año 2020 por una bailarina profesional que decide después de la pandemia dejar de vivir en Madrid y trasladarse a modo de investigación artística a una aldea abandonada de la España profunda.
Tomando como referente Diario Rural de Susan Fenimore Cooper, la bailarina relata desde el día 27 de julio del 2022 los pequeños acontecimientos que conforman el transcurso de las estaciones del año estrechando una relación directa con su trabajo artístico. El cambio en relación a los tiempos de creación dictados por el mercado, en dia a dia con la población rural y sus historias, las labores rurales que va aprendiendo, la interrelación con la naturaleza y el mundo vegetal y animal, el paisaje, las nuevas fisicalidades que van apareciendo en su cuerpo de bailarina, las nuevas preguntas en base a la contemplación, el cuestionarse, involucrarse y explorarse como mujer/artista en un mundo rural casi por completo reservado para hombres… Estas experiencias y sensaciones se entrelazan con recuerdos de infancia, diferentes utopías de algunos habitantes de la aldea y la suya propia, encuentros y diálogos con viajeros y visitantes de paso por la aldea, conceptos como el exotismo, la colonización. Y los viajes a la ciudad…
Trabajo en colaboración con Ulises Vargas en la edición de los textos que se van generando día a día. En la parte audiovisual con la colaboración de Samuel Retortillo.
Diario Rural se encuentra en pleno proceso de escritura y vivencia, tiene su final previsto para el 20 de junio del 2023. La residencia en Azala es muy importante para poder hacer una revisión de escritura (llevaré 8 de 12 meses en esa altura) y para abrir el inicio de creación de la obra escénica y los primeros bocetos sonoros y de monólogo que estoy ahora dando forma.
A la par estoy desarrollando una propuesta escénica que provisionalmente denomino Constelación 11. Un autoretrato o auto-bio-coreo-grafía de la experiencia de vivir desde hace tres años en una aldea al borde de la despoblación total, alejada de las urbes y con sentido crítico frente al mercado, a los tiempos frenéticos del neoliberalismo y la necesidad vital de proteger el medio ambiente, de vivir, investigar y crear cerca de los árboles, de los bosques y de la naturaleza, reivindicando así la implicación directa de los artistas en la problemática medio ambiental de nuestro planeta .
Por otro lado, me cuestiono la necesidad de hacer, de existir y de llegar a ser. ¿para convertirse en qué exactamente? ¿En el reflejo de un ideal inmaterial diseñado e impuesto por el estado de bienestar? ¿Una bailarina/coreógrafa de éxito? ¿En una individua corriente tratando de salir de su zona de confort? ¿O en un eterno retorno?…
…»mi nombre es Luciana Croatto y tenemos 60 minutos»…
Estoy en pleno proceso de investigación y cuento con la colaboración de la artista Hedra Rockenbach con la que estamos creando (partiendo de mis registros sonoros de la aldea) una atmósfera para la obra en la que se transmitan los paisajes que llevo dentro o por lo menos lo que la naturaleza me deja.
Luciana Croatto. Intérprete y Coreógrafa. Formada en la escuela del Teatro Colón de Buenos Aires y en la escuela Rudra Bejart en Lausanne. Master de prácticas escénicas y cultura visual por el Museo Reina Sofía y UCLM. Bailarina profesional desde 2002 ha bailado para creadores como Maurice Bejart, Jerome Bel, Itzi Galili, Antonio Ruz, Henrique Rodabalho, David Brum, Billy Cowie, etc. Ha participado en prestigiosas galas de danza y recibido numerosos premios, como el de UNESCO a la excelencia artística. Desde 2015 es co-fundadora de la compañía Artistas Inflamables junto a Miguel Borges y Samuel Retortillo y ha creado las obras Archipiélago, Pointer, No se si llamar a mi madre o tirar una bomba, Androgine mon amour, The loser king, Goldfish y tentativas de convertirse en árbol. Es co-directora del Centro Coreográfico Rural de La Rioja y del Festival Margen de artes vivas y naturaleza y de la plataforma FIVER de Cine, danza y nuevos medios.